Soy un vampiro I

/ 28.7.08 /
A lo largo de mi vida…espera ¿mejor sería decir de mi muerte? Bueno, supongo que las pequeñas apreciaciones que carecen de importancia podemos dejarlas para más tarde. Así que, como iba diciendo, a lo largo de mi vida he escuchado infinidad de veces aquello de la curiosidad mató al gato y estoy empezando a plantearme que la expresión sería mucho más acertada si cambiásemos ese gato por humano. La curiosidad mató al humano. Sí, eso queda muchísimo mejor y se acerca mucho más a la realidad. Si no que se lo digan al estúpido humano que descansa muerto a menos de cuatro metros de mi. Sé que te estarás preguntando si lo maté yo, ¿cierto? Aclararé que, a pesar de ser un vampiro, yo no fui quien robó su vida. Los humanos son seres inofensivos, débiles, no plantean ninguna amenaza y matar alguno de ellos iría en contra de mis principios (sí, algunos vampiros tenemos principios) porque no estaríamos en igualdad de condiciones. Si no tenía suficiente luchando contra los rebeldes que se han alzado contra mi señor, a eso hay que sumarle ahora el deber de proteger a los humanos. Protegerlos de los rebeldes y, cómo no, de ellos mismos, de su estúpida curiosidad.

Puedo entender la curiosidad, incluso envidia, que despertamos en los humanos. Les encanta lo desconocido y, además, somos su ideal. Sí, Sí, su ideal. Somos inmortales y no envejecemos, no padecemos enfermedades y disfrutamos del sexo con mayor intensidad de la que jamás podría disfrutar ningún humano. A esto hay que añadirle que ninguna regla rige nuestra existencia, salvo las que nosotros mismos nos implantamos. Una de mis reglas, como ya he mencionado, es la de no matar a ningún humano, aunque, como ya se sabe, todo regla tiene su excepción.

Creen que el único fin de nuestra existencia es complacer nuestros más oscuros deseos, pero no saben lo engañados que están.

Ningún humano creería, por ejemplo, que un vampiro cualquiera tomase el diario de un humano, que permanece muerto a unos metros, para escribir en él todo aquello que diría para desengañarlo. Un diario en el que contar la verdadera vida de un vampiro.

Pero aquí estoy, escribiendo todo aquello que le hubiese dicho al estúpido humano muerto que hay ante mí. Quizás eso me ayude a quitarme el peso de la culpa por no haber llegado a tiempo.

Bah, ¿A quién quiero engañar? Estar encerrado aquí, escondido del sol, más de diez horas al día, es una razón más que suficiente para encontrar algo que hacer. Además, siempre me gustó escribir.

Está a punto de anochecer, ya siento el cosquilleó en mi nuca, pronto la aterciopelada oscuridad cubrirá la ciudad y, entonces, saldré de caza.

3 comentarios:

Anónimo on: 30 de julio de 2008, 22:26 dijo...

Que buen principio Miss... no te digo quien soy porque ya te lo imaginas tratandose de vampis... aqui tienes una fiel seguidora del diario de un vampiro.

Esto promete, preciosa y espero no perdermoe ni una entrega.

Besos de... Rosa (jajaja si se entera me clava una estaca)

Anónimo on: 1 de agosto de 2008, 10:50 dijo...

Uyyy, me encanta como empieza esto. Vampiss!! Ainss! Estoy deseando leer como cntinua el diario!!

Besitos!!

{ Kiantra St. Leger } on: 11 de agosto de 2008, 1:36 dijo...

Ejem no es por nada, cariño, no quiero meterte prisa después de los platos de fruta, muy ricos bastante ricos y sugerentes, pero...
¡Para cuándo sigues con el vampiro grrrrrrrrrr! Ejem no es por nada, cariño, pero vamos que ya tardas he.
Un besote muy gordo mi niña.

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