Ciruela I. La invitación

/ 29.7.08 /


Se moría por saborearlo. La atracción que sentía por aquel desconocido nunca la había sentido por nadie. Quizás fuese su mirada, demasiado oscura, demasiado ardiente… o quizás fuese su forma de seleccionar la fruta que luego iba a comer.

Todas las mañanas se cruzaban en la puerta del comedor del hotel, casi parecía que estuviesen sincronizados. Siempre era él quien le cedía el paso, apartandose apenas y, cuando ella pasaba junto a él, su hombro rozaba el pecho masculino. Sus miradas se encontraban brevemente en aquel momento.

La mujer se sentaba en una mesa apartada, dejaba su pequeño bolso sobre el mantel y se acercaba a la barra del bufete libre, donde tomaba un par de tostadas, un bollo y mermelada. Regresaba a la mesa y dejaba allí el plato con la comida para poder ir a por un café. Siempre elegía lo mismo, una taza de café con leche con tres tarroncitos de azúcar.

Él la observaba, sabía de memoria la rutina que llevaba todas las mañanas. Seguía cada movimiento con su mirada, la forma en la que el liviano vestido veraniego oscilaba sobre sus caderas y el modo en el que la tela se pegaba a sus curvas. Le agraba ver cómo sus dedos se curvaban cuando tomaba el cuchillo para esparcir la mermelada sobre la tostada y cómo se pasaba la mano por la nuca, quizás algo molesta al sentir la mirada masculina clavada en ella o quizás lo hacía deliberadamente para incendiarlo más de lo que estaba.

Al terminar el desayuno, se levantaba e iba a la mesa en la que había una gran variedad de fruta. Era en aquel momento cuando él también se levantaba y se aproximaba.

Ella sabía que él la seguiría, como lo había hecho las tres últimas mañanas, y era por eso que se entretenía adrede en el frutero, caminando lentamente en torno a él e intentando decidir qué fruta escoger. Observaba de soslayo al hombre, le gustaba como miraba la fruta, estaba completamente segura que miraría del mismo modo a una mujer desnuda. Sí, lo haría como si se tratase de un manjar. Un intenso calor recorrió su cuerpo al pensar aquello.

Las manos femeninas, de largas uñas esmaltadas, se mantenían suspendidas sobre la fruta. Sus delgados dedos se movían como si estuviese tocando las teclas de un piano imaginario, primero sobre el frutero lleno de deliciosos kiwis, después sobre el de rojas ciruelas. Parecía indecisa.

—Yo elegiría las ciruelas, son del mismo color que tus labios— ella alzó la mirada nada más escucharlo y clavó sus azules ojos en él. Asombrada en un primer momento. Sus ojos demasiado abiertos, la boca ligeramente entreabierta.

En aquel mismo instante supo que algo había cambiado, que aquel era el momento que tanto había esperado. Lo supo por la forma en la que le habló, con un ronroneo aterciopelado, y por cómo miraba sus labios, parecía a punto de morderlos y saborearlos del mismo modo que lo haría con una ciruela. Se pasó la punta de la lengua por los labios, sin dejar de mirarlo.

— ¿Te gustan ?—haciendo un leve gesto con la cabeza, señaló las piezas de fruta rojas.

—Me encantan— respondió, pero su mirada continuaba clavaba en sus labios, dejando claro que no se refería a las ciruelas.

Ella sonrió levemente. Sabía que se trataba de algún tipo de invitación, si cogía la ciruela aceptaba la invitación, fuese cual fuese; si no cogía la fruta, la rechazaba. Tuvo que controlarse para no lanzarse de cabeza a la cesta.

—Entonces, cogeré una— acercó su mano a la cesta, con deliberante lentitud, y rodeó con los dedos una de las ciruelas. La sintió fresca y resbaladiza contra la palma de la mano.

Dio media vuelta y, sin decir nada más, regresó a su mesa. Tomó el bolso blanco e introdujo dentro de él la ciruela. Después caminó hacia la puerta de salida, sin mirar atrás en ningún momento.

Sabía que él la seguiría.

2 comentarios:

Anónimo on: 30 de julio de 2008, 22:15 dijo...

Hola niña!!!!!... que rica la ciruela, creo que con tus breves relatos me voy a dar todo un banquete.

Voy a curiosear un poco, pero creo que de antemano se que me gustara todo lo que por aqui encuentre.

Felicidades por la iniciativa y por lo bien que lo has montado.

Besos de Morti.

Anónimo on: 5 de agosto de 2008, 19:03 dijo...

Ainss!! Cómo me ha gustado esto!! De verdad lo escribes tú?? Porque es genial! De verdad! Eres un genio. Voy a leer el siguiente capi.!!

¿A quién le interesa este blog?

 
Copyright © 2010 La pluma de papel, All rights reserved
Design by DZignine. Powered by Blogger